Willi? Wilfredo? Cómo llamarían hoy en Villa Nueva a un hombre cuyo DNI tiene impreso el nombre Wilfrid Griffin Eady. Quizás pocos sepan de su existencia. Quizás nadie en Villa Nueva sepa de su existencia. Un nombre raro para una ciudad bien criolla.
La cosa es Wilfrid Griffin Eady no sólo es villanovense, sino que tal vez sea la persona nacida aquí más importante a lo largo de sus casi 200 años de historia. ¿Para tanto? Veamos.
Sir Wilfrid Eady, hijo de un ingeniero civil ingles, nació en Villa Nueva un 27 de septiembre (si, el mismo día que Villa María), en 1890. Su padre se dedicaba al trabajo en el ferrocaril, y aquí la historia que une a Eady con Villa Nueva y este 1 de marzo en particular.
George Eady y Lilian Armstrong D’Olivier Millar, se encontraban en Villa Nueva por trabajo, cuando nació su hijo. En aquellos años, el incipiente poblado villanovense era la localidad más importante de la región y el centro de la vida comercial y política.
Wilfried vio la luz y vivió sus primeros días en el poblado del centro de la pampa gringa. Meses después, de mudanza por trabajo, fue bautizado en la iglesia de La Carlota según rezan los registros parroquiales.
La familia Eady finalmente volvió a Inglaterra, en donde el pequeño Wilfrid creció, estudió y se volvió un lúcido economista, que no tardó en formar parte de distintos gobiernos ingleses.
En ese rol, de hecho, fue representante ingles en la Conferencia de Bretton Woods, en 1944, donde se definieron los lineamientos del sistema financiero internacional de la posguerra, que dio lugar a la creación de otra entidad conocida para los argentinos: el Fondo Monetario Internacional. Pero, además, fue el encargado de negociar prestamos económicos que permitieron a los ingleses recuperarse durante la posguerra.
Quien pasa por Villa Nueva, no se olvida, y quien nace en Villa Nueva, menos.
En su función dentro el Estado Británico, Eady tuvo un rol clave dentro de la efeméride que recordamos hoy: la nacionalización de los ferrocarriles argentino.
En esta fecha se recuerda la decisión de Juan Domingo Perón de nacionalizar los trenes, pero poco se sabe sobre el emisario inglés a cargo de dicho trabajo: si el villanovense Eady, en su función de Presidente del Banco de Inglaterra.
Eady volvió pisar suelo argentino allá por 1947. Ya no era un niño. Era un hombre adulto, de pocos pelos, lentes gruesos y gesto adusto. Venía a negociar, no de paseo.
Igual, hubo un alto en las actividades protocolares. Y nunca mejor usada la palabra. Alto. Eady se hizo un alto en las negociaciones y se hizo llevar a su pueblo.
Se subió a la Ruta 9 y viajó varias horas hasta ese poblado de calles de tierra, que allá por la década del 40 seguía siendo un pequeño poblado. Caminó sus calles, dialogó con la gente. Caminó por la plaza que tenía el nombre del General Roca, y dio con un detalle. Villa Nueva, su pueblo natal, no tenía un mástil donde izar la Bandera.
Manuel Modesto Moreno, por aquel entonces interventor de la Municipalidad fue quien lo recibió y acompañó en su visita. Una visita que terminó con ese británico de gesto adusto, completamente emocionado.
Fue así que a su partida, dejó el dinero para construir un mástil en aquella plaza que era engalanada por cinco fuentes de agua con distintas temáticas. Ese mástil fue el más alto de Villa Nueva hasta entrado el año 2000. Cuando las calles ya estaban pavimentadas y la plaza cambió completamente su fisonomía, e incluso su nombre.
Las negociaciones por los ferrocarriles continuaron hasta febrero de 1948, y finalmente, Perón los presentó el 1 de Marzo de ese año, con un multitudinario acto en el barrio de Retiro.
Wilfrid Eady no volvió a Villa Nueva. Ni siquiera volvió a pisar Argentina. En la Plaza Capitán de los Andes una pequeña placa al pie de un mástil recuerda a este ilustre villanovense. Quizás, uno de los personajes más ilustres y a la vez desconocidos de esa localidad.
Eady murió en Sussex, Inglaterra, en Enero de 1972, donde está sepultado. Un villanovense, que fue Sir inglés, y que es una pieza clave para el desarrollo de los ferrocarriles argentinos.